Una de las principales razones por las que no funcionamos desde un lugar de libertad es porque queremos gustar. No queremos que nos vean como una bruja, un acosador o cualquier otro arquetipo con connotaciones negativas. Y esto claramente
 refleja nuestro miedo personal. Es decir, no nos expresamos de forma transparente porque no queremos que la gente nos odie. Esto nos puede conducir a la energía de la víctima, que conlleva no tener límites, por lo que nos sentimos atacados o humillados. D...


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